Las ciudades hoy nos ofrecen diversas modalidades de transporte y el buen uso que le demos depende mucho de como las combinemos.
Caminamos, pero la bicicleta, el tren, el bus, el subte y el auto nos permiten movernos habitualmente por la ciudad para ir a trabajar, ir a estudiar, llevar los niños a la escuela, ir de compras, dar un paseo y hacer largos viajes de placer para visitar nuevos lugares, amigos, parientes, pero ¿que pasa si combinamos estas modalidades de transporte entre si? Seguramente obtendríamos muchas otras alternativas para movernos que mejorarían mucho más nuestra experiencia urbana a la hora de trasladarnos de un lugar a otro.
Desde los gobiernos que se preocupan por tener una movilidad urbana sostenible se trabaja mucho la idea de poder combinar diferentes modalidades de transporte; subirse a un tren con la bicicleta y continuar en bicicleta hasta el trabajo, ir en auto hasta un centro ferroviario de trasbordo, tomar el tren y luego seguir caminando hasta la facultad, subirse a un tren y luego continuar en subte, y muchas posibilidades más…
Hacer que todo esto tenga sentido nos obliga a someternos a un profundo cambio cultural. La sociedad sigue siendo aún una consumidora salvaje de viajes en auto y que lamentablemente afectan notablemente la movilidad de personas dentro de la ciudad y su interacción con el medio en el que se mueven.
Lograr que la gente se sume a la combinación de medios de transporte implica ofrecer un sistema de transporte público de calidad y en el que la gente pueda confiar para trasladarse eficientemente y es por eso que tanto usuarios como organizaciones no gubernamentales se interesan en poder participar de la planificación urbana que acciona cada gobierno.
Las personas naturalmente se mueven en un contexto de diversificación urbana que facilita implícitamente la potencial interconección de medios masivos de transporte y eso alimenta enormemente la demanda de nuevas formas de movilidad en un sistema que reclama mayor sustentabilidad, consumiendo recursos mucho más amigables con el medio ambiente.
El tren es el medio de transporte por antonomasia y que puede cambiar la naturaleza de toda ciudad y de sus habitantes, y si a eso le sumamos que la bicicleta puede ir cómodamente instalada en sus vagones, entonces estamos ante la posibilidad única de tener una gama inagotable de posibilidades. Es decir, ir con tu bici arriba del tren o subte debe ser de las mejores experiencias en intermodalidad que puedan existir, cubriendo una larga distancia sin ni siquiera generar caos vehicular ni contaminación extrema.
Sabemos bien que el uso y abuso del automóvil genera serios inconvenientes en el tráfico vehicular urbano; es por eso que se genera el debate sobre que alternativas eficientes tenemos para paliar ese inconveniente de movilidad, y ahí es donde hace su entrada triunfal el transporte público masivo y por ende coloca al tren como protagonista absoluto en esta historia.
La sensación que cada persona experimente toda vez que logre combinar un medio de transporte con otro debe ser replicada y aumentada por mil, para que eso se visibilice y sirva como punto de partida hacia una movilidad urbana realmente sostenible y permitir a las nuevas generaciones a enfocarse sobre la importancia que tiene el transporte público masivo.
Si las personas combinan la ropa para verse bien, ¿por qué no podemos combinar diferentes medios de transporte para que la ciudad se vea bien?