Les voy a contar brevemente una triste historia que nos tiene que movilizar como sociedad y ponernos a reflexionar sobre nuestra conducta para con los demás.

Ayer me enteré, que la mamá de una amiga de mi hermana, de toda la vida, fue atropellada el pasado sábado por un/a ciclista, lo que le provocó un coma profundo con una posible muerte cerebral (aún no confirmada), producto de la caída sobre el pavimento. Si, tristísimo, pero así de cruda es la realidad que nos golpea y que no debemos ignorar.

Escuché muchas veces, y lo repito como un loro (me hago cargo de eso porque me apoyan las estadísticas globales), que quienes andan en bicicleta no matan, solo quienes andan en auto lo hacen; hasta que pasan estas cosas, y es ahí donde se nos abre un abanico de preguntas que debemos respondernos.

La primera pregunta es ¿por qué? Y me cuesta a mi responder un poco eso, porque voy transitando cada día promoviendo el uso de la bicicleta como modo de transporte seguro, pero a la vez debo situarme del lado de las personas, que usando el vehículo que usen, siguen siendo personas, con sus problemas, sus perfiles psicológicos, sus conductas, sus idiosincrasias y también sus miserias, porque tenemos que aceptar que también hay gente desaprensiva que anda en bicicleta. Gente que actúa siempre de la misma manera, sin importar la forma en la que se mueva. Irresponsables, irrespetuosas y con un alto grado de desprecio por la vida y los derechos del otro.

No voy a caer en la clásica de pedir que quienes anden en bicicleta deban tener licencia, pagar patente y esas cosas, porque habiendo pasado lo que lamentablemente pasó, sigo sosteniendo que debemos darle más lugar a la movilidad activa con todos los beneficios que genera, que son muchos frente a lo que podemos suponer como un riesgo.

Esto que ocurrió, y que me entristece enormemente, nos tiene que hacer reflexionar, por favor les pido que multipliquen el mensaje, háganlo llegar a todos los rincones, quizás le llegue a quienes todavía siguen andando en bicicleta creyendo que pueden hacerlo por encima de los derechos de cualquier otra persona. Nos tenemos que meter un poco hacia adentro y mirarnos el corazón, replantearnos qué estamos haciendo mal y proponernos modificar lo negativo en positivo. No hay otro camino más que el del respeto, la empatía y el aprecio por la vida.

La bicicleta no solo es un modo de transporte, también debe ser un disparador de buenas conductas, que motiven a otras personas a usarla y que la calle se llene de alegría y no de ciclistas enloquecidos.

Esto no pretende ser un alegato, pero la historia ya está contada, y solo les ruego que multipliquen mis palabras, y que vuelen por el aire, para que podamos transitar un profundo proceso de reflexión que nos convierta progresivamente en una sociedad más respetuosa, tolerante, comprensiva, amistosa, empática y por sobre todas las cosas, más humana.

Si esto volviera a pasar, volveré a ser el portavoz de quienes queremos una sociedad que entienda realmente cual es el valor incalculable de la vida, porque alguien debe decirlo, y porque de esto también debemos hablar.

Por Temis y para que no vuelva a pasar.

2 comentarios en “De esto también debemos hablar

  1. comparto tus palabras per9 me atrevo a ir un poco más allá, ciertamente no depende del modo en que nos movemos sino de «quienes» nos movemos, El modo de vida en las grandes ciudades está muy alterado, En este sentido (y en muchos más) CABA es un país aparte, exacerbadamente frenético, competitivo por el cachito de espacio que comparte mucha gente. La manera en que se mueve la gente en gtandes ciudades es volenta, a los codazos. El 99 % de los siniestros tienen su origen en la planificacion, responsabilidades de profesionales que se formaron para distribuir el espacio de manera efectiva y equitativa para todes..
    Esto no se cumple, se ha trastocado el orden de prioridades, se privilegia a la mayoría, pero no de personas sino de «ocupantes » del espacio, en este caso el auto particular. No se cual fue la dinámica del siniestro ni tampoco viene al caso, todo se reduce a lo que decís, personas que no piensan en le otre y el impacto que su acción produce en el entorno, el medio ambiente y las demás personas con las que compartimos la calle. En este sentido la cultura del auto no ayuda y agrava el problema. Recatemos esto y pongamoslo en valor. si le doy un revólver a un mono es muy probable que mate, pero si le doy un palo o ina gomera también puede hacer, aunque sea menos probable, con estos parámetros podemos decir que la batalla del cicloactivismo está perdida si.no ponemos el acento en las palabras VULNERABILIDAD, EQUIDAD É INCLUSIÓN.
    CABA, si no me equivoco lleva más de 10 años sin un siniestro vial bici – peatón donde este último pierda la vida.
    El problema es de raíz cultural y te aseguro que en las ciudades y pueblos del país de pequeña y mediana escala no existe este nivel de violencia vial.
    El abordaje debe ser en las infancias, y no se reduce a leyes de convivencia sino en los.conceptos que motivaron la creación de esas leyes…

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    1. Comparto cada palabra tuya y ciertamente quise hacer hincapié en las personas, quizás no se entendió así, pero por ahí viene todo esto. No podemos seguir empujándonos entre nosotros. Obviamente que esto es un trabajo para la sociología y antropología para estudiar el comportamiento de las personas, y no soy un experto en eso obviamente, solo ando en bicicleta y suelo ser apenas un observador de la realidad. Creo que como sociedad nos debemos una profunda recomposición, más allá del espacio, porque el espacio está ahí solo hay que saber usarlo de forma responsable, con tolerancia, respeto y empatía y eso lo construimos si miramos hacia adentro. Te mando un abrazo.

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