Prosperidad

Prosperidad

Desde pequeño me han transmitido que comprar un auto era sinónimo de prosperidad. ¿Prosperidad para qué? ¿para gastar más dinero?, ¿para depender del combustible?, ¿para poder ir más lejos? ¿para afectar mi salud por contaminación?

Ese mensaje relacionado a la prosperidad siempre acompañó mi crecimiento hasta hacerse carne en mí, y ahora que soy más grande, he vivido la mitad de mi vida y he aprendido muchas cosas, me fui dando cuenta que hay otros factores que inciden directamente en la prosperidad y no necesariamente están relacionados con lo material.

Comprar un auto está bien, yo tengo uno y lo uso muy poco, pero si hablamos de prosperidad tendremos que pensar en que beneficios nos genera esa cosa material que dicen darnos felicidad, y de pronto solo escucho quejas al respecto: aumentó el seguro, la patente, hay mucho tránsito, no tengo lugar para estacionar, aumentó la gasolina, se me rompió el auto, me quede sin batería, etc.

¿Qué beneficios tiene comprarse un auto si nos va a traer más complicaciones y gastos? Creemos que comprando un auto vamos a tener una mejor calidad de vida, y en lo personal creo que en lo único que contribuimos es en promover un modo de transporte ineficiente, contaminante y que genera sedentarismo. “…Pero puedo viajar más lejos en menos tiempo”, escucho que dicen por ahí, y quizás solo en eso puedo estar de acuerdo, pero eso no es prosperidad.

El automóvil ha ganado un espacio significativo en nuestras vidas, los fabricantes han sabido introducirnos bajo mecanismos de persuasión, un vehículo que ha revolucionado de cierta manera la forma de movernos, pero que a lo largo del tiempo ha modificado negativamente la vida en nuestras ciudades. En este sentido mi reflexión de hoy es muy breve, pero creo que debemos detenernos en pensar que la prosperidad no pasa solo por comprar un auto o cosas materiales que nos “complementen”, sino en conseguir mejorar nuestra calidad de vida sin esa necesidad irrefrenable de tener que comprar algo que a largo plazo nos convierta en personas dependientes de esa cosa que alguna vez fue “prosperidad”, pero ya no lo es.

Automovilistas indisciplinados/as: trabajo para nuestros/as legisladores/as

Automovilistas indisciplinados/as: trabajo para nuestros/as legisladores/as

Ayer leí una nota publicada en el diario La Nación, escrita por Sandra Choroszczucha que me abrió la puerta para escribir algo sobre lo que deberían hacer nuestros/as legisladores y no hacen.

La ciudad va cambiando día a día, o al menos eso es lo que uno espera que ocurra, aunque no con la velocidad que uno quisiera, pero lo cierto es que el contexto cambia permanentemente y actualmente frente a la pandemia que padecemos desde hace casi un año, se ha manifestado una fuerte tendencia a usar más la bicicleta para preservarse de usar el vapuleado transporte público, pero no así del uso del auto.

En función de esta nueva realidad que “asombra” a muchas personas, cuando en realidad la bicicleta lleva mas de 200 años de historia, se pone de manifiesto en algunos sectores de la sociedad, la necesidad de regular el uso de la bicicleta, pero se olvidan que eso ya se encuentra regulado, aunque dicha regulación se orienta más a la circulación de vehículos motorizados que a la movilidad activa. Una Ley de Tránsito (24449) que no considera matices, que es gris y obsoleta, que no sitúa a ciclistas y peatones en la línea de vulnerabilidad que les corresponde.

Es ahí donde nuestros/as legisladores tienen mucho para trabajar y sin embargo nada están haciendo para mejorar la seguridad vial, como si ese fuera un tema menor, cuando mueren 18 personas al día en Argentina a mano de automovilistas irresponsables (según las últimas estadísticas disponibles que datan de 2019), y donde ciclistas y peatones conforman parte de esa triste lista de muertes evitables. Una ley que paradójicamente dice protegernos.

Y volviendo un poco a la nota que motivó que yo escribiera estas líneas, creo que el periodismo o al menos quienes tienen el poder de comunicar en medios masivos como el diario en cuestión, tienen la enorme responsabilidad de ofrecer información confiable y con argumentos válidos que permitan una correcta formación de opinión, sin sesgos, porque de lo contrario están desinformando a la sociedad, que hoy necesita más que nunca, tener una visión clara y objetiva de los problemas que enfrentamos en materia de seguridad vial, en lugar de tener una visión parcial, personalista y alejada de la realidad.

Siempre es bueno decirlo, todos debemos comportarnos responsablemente sin importar de que manera nos movamos, pero hago un llamado a la reflexión colectiva, como lo he hecho siempre, y muy especialmente dirigido a aquellas personas que creen que el problema está en otro lado y sin embargo lo que están haciendo es mirar hacia el lado equivocado. Piensen un poco en todo lo que representa positivamente la movilidad activa en materia de salud pública, gasto público y seguridad vial y démosle descanso a esa mala costumbre de protestar por todo lo que nos hace bien y naturalizar lo que nos hace mal.

Gracias, de parte una persona que anda en bicicleta porque entendió que es una excelente manera de contribuir positivamente al cambio cultural que muchas personas se niegan a asumir.